Fecha: 29 de febrero de 2024

Título: REFORMA IMPERATIVA: ENCARANDO LOS DESAFÍOS DE LA CARRERA MAGISTERIAL EN PUERTO RICO

Autor: Dr. Héctor Navedo

La Carrera Magisterial en Puerto Rico, regida por la Ley 158-1999, se encuentra en un momento crítico, enfrentando obstáculos considerables que entorpecen el desarrollo y progreso de nuestros educadores. La promesa de fomentar un crecimiento continuo a través de un Plan Individual de Mejoramiento Profesional se ve opacada por una implementación que dista mucho de ser efectiva, poniendo de manifiesto la urgencia de una reforma profunda y meticulosa.

Los educadores, pilares fundamentales de nuestra sociedad, se ven atrapados en un laberinto burocrático que dilata injustamente las oportunidades de mejora salarial, en algunos casos, hasta por un lapso de cinco años. Esta situación, regulada por los artículos 4.08 y 4.09 de la Ley de la Carrera Magisterial, demanda un esfuerzo considerable sin garantizar una recompensa justa y oportuna. La estructura actual, que condiciona el progreso salarial a la realización de planes de mejora y evaluaciones de desempeño estudiantil, no solo es restrictiva sino que también desmerece la labor docente, haciendo evidente la necesidad de reformas que aseguren un sistema más justo y eficaz.

Además, la existencia de disparidades en el tratamiento de los empleados de confianza frente a los educadores de carrera, donde los primeros, seleccionados por afinidades políticas, acceden de manera más directa a compensaciones superiores, refleja una inequidad alarmante dentro del sistema educativo. Esta situación no solo es inaceptable sino que también subraya la urgencia de establecer mecanismos que promuevan un reconocimiento equitativo basado en el mérito y la excelencia profesional.

Es imperativo abogar por una reforma que priorice la valoración justa de los conocimientos y habilidades de nuestros educadores, promoviendo un sistema inclusivo y estimulante que sea propicio para la excelencia pedagógica. La reforma de políticas educativas no es solo necesaria sino esencial para garantizar que los docentes reciban el reconocimiento y la compensación que merecen.

La transparencia debe ser un pilar en la reconstrucción de este sistema, especialmente ante la opacidad que favorece a los afiliados políticos con salarios más elevados. La publicación de listados detallados de salarios y posiciones de empleados de confianza constituiría un paso hacia la transparencia y equidad. Es crucial, además, replantearse la estructura de compensación para articularla más estrechamente con modelos basados en la experiencia y la formación académica, tal como se practica en otras jurisdicciones de Estados Unidos.

El momento de actuar es ahora. Debemos demostrar, mediante acciones concretas, que los educadores son el recurso más valioso del Departamento de Educación de Puerto Rico. Solo así podremos avanzar hacia un sistema educativo que sea verdaderamente eficiente, justo y transparente, donde cada educador sea reconocido por su invaluable contribución a la formación de futuras generaciones.